Artículo
El VIH y los riñones
¿Qué es el VIH?
El VIH (es decir, el virus de la inmunodeficiencia humana) es un virus que ataca al sistema inmunitario. El sistema inmunitario es el conjunto de células, tejidos y órganos que ayuda al organismo a luchar contra las infecciones. El organismo de las personas que tienen el VIH tiene menos capacidad de defenderse de las infecciones y el cáncer.
El VIH se transmite por contacto con fluidos corporales de una persona que tiene el VIH.
No existe cura para el VIH, pero hay medicamentos capaces de reducir la carga viral; es decir, la cantidad de VIH presente en la sangre. Si la carga viral presente en la sangre es tan baja que resulta indetectable, la persona puede llevar una vida con salud y no transmitir el VIH.
¿Por qué causa enfermedad renal el VIH?
El VIH y algunos medicamentos que se usan para el VIH pueden causar enfermedad renal porque dañan los glomérulos (las partes del riñón que depuran la sangre) y los túbulos (las partes del riñón que ayudan a equilibrar las concentraciones de electrólitos). Cuando los glomérulos no funcionan bien, los riñones son incapaces de ayudar al organismo a eliminar los desechos perjudiciales que pueden acumularse en la sangre. Además, el VIH puede infectar células renales.
Cuando una persona tiene VIH, aumenta su riesgo de tener problemas relacionados con los riñones; por ejemplo, lesión renal aguda, nefropatía asociada al VIH o daño renal causado por medicamentos. Ciertos medicamentos que se usan para tratar el VIH (como los antirretrovirales) o para tratar infecciones que aparecen como consecuencia del VIH pueden perjudicar a los riñones. Estos medicamentos pueden afectar la capacidad de los riñones para funcionar bien, lo que provoca daño renal y con el tiempo puede causar falla renal. Si tiene el VIH, hable con su médico sobre estos posibles efectos secundarios de los medicamentos que toma. Aunque los medicamentos pueden causar cierto daño renal, el daño que provocaría una infección por VIH sin tratar suele ser peor que los efectos secundarios de los medicamentos. También es importante hacerse análisis periódicos para vigilar el estado de los riñones y detectar cuanto antes cualquier problema.
¿Cómo puedo evitar que el VIH me cause enfermedad renal?
Muchas personas que tienen el VIH no llegan a tener enfermedad renal. A continuación le indicamos algunas formas de reducir el riesgo:
Hágase revisiones renales mediante análisis de sangre dos veces al año y análisis de orina al menos una vez al año, sobre todo si usted:
- Tiene una carga viral elevada del VIH en la sangre.
- Tiene cifras bajas de linfocitos CD4, que son células sanguíneas que ayudan a luchar contra el VIH.
- Es afroamericano/a, hispano/a, asiático/a originario/a de islas del Pacífico o nativo/a americano/a.
- Tiene diabetes, presión arterial alta o hepatitis C.
- Atienda los problemas médicos crónicos (es decir, persistentes)
Tome sus medicamentos como se los hayan recetado, sobre todo sus medicamentos anti-VIH, y pregunte a su médico si hay otros medicamentos anti-VIH que conlleven menos riesgo de dañar los riñones.
Si tiene diabetes, controle sus cifras de azúcar sanguíneo.
Tómese la presión arterial con la frecuencia que le recomiende el médico y tome medidas para controlarla si es necesario. Hable con su médico sobre cómo mantenerla en cifras saludables.
Siga un plan de alimentación nefrosaludable
Pídale a un dietista que lo/a ayude a elaborar un plan de alimentación nefrosaludable personalizado. El dietista es una persona con capacitación especial en alimentos y nutrición.
Coma mucha fruta, verdura, cereales integrales y proteínas magras. Son alimentos buenos que pueden ayudar a reducir el riesgo de tener enfermedades crónicas (persistentes), como la enfermedad renal.
Restrinja la cantidad de sal, azúcar y alimentos procesados que ingiere, ya que con el tiempo pueden ser perjudiciales para sus riñones.
Mantenga un estilo de vida saludable
- Haga ejercicio físico al menos 30 minutos casi todos los días de la semana.
- No fume.
- Restrinja el consumo de bebidas alcohólicas.
- Controle el estrés para mantener su bienestar.
Tome suficiente agua para asegurarse de estar siempre bien hidratado/a.
Evite el consumo de medicamentos de venta libre como el ibuprofeno o el naproxeno, ya que pueden perjudicar a los riñones.
Mantenga su presión arterial en cifras saludables y hágase revisiones periódicas.