
Trastorno de ansiedad generalizada: Preocupación o miedo constante e incontrolable, incluso en ausencia de un motivo claro.
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La salud mental es el bienestar emocional, psicológico y social de la persona. Gozar de una buena salud mental nos ayuda a lidiar con el estrés, a tomar decisiones y a forjar relaciones sanas. La depresión y la ansiedad son dos de los problemas de salud mental más frecuentes que enfrentan quienes tienen enfermedad renal.
La depresión puede hacer que se sientan tristes o desesperanzados o que pierdan el interés por las cosas que les gustan. La ansiedad puede causar preocupaciones, tensión o síntomas físicos (por ejemplo, palpitaciones o dificultad para dormir).
La enfermedad renal no solo afecta el cuerpo, sino que también puede tener efectos sobre la salud mental: los pensamientos, las emociones y las relaciones con los demás. Ya sea que tiene enfermedad renal crónica (ERC), recibe diálisis o le hicieron el trasplante, es normal enfrentar dificultades emocionales. Recuerde que no está solo/a y que cuenta con recursos de apoyo en cada momento del proceso.
Aunque a todos nos puede costar trabajo mantener una buena salud mental, para quienes tienen enfermedad renal es a veces aún más difícil. En función de la etapa en que esté su enfermedad renal, es posible que enfrente factores estresantes adicionales que repercutan en su salud mental. Muchos afectados sienten que les piden que cambien muchas cosas a la vez, y esto puede resultar abrumador. Cuanto más avanzada sea la enfermedad renal, más probable es que la persona tenga efectos sobre su salud mental.
El 50% de las personas que reciben diálisis presentan depresión, ansiedad o ambas cosas.

Alrededor de 1 de cada 4 personas que tienen enfermedad renal crónica presentan depresión, y casi 1 de cada 3 personas que reciben diálisis presentan además ansiedad.
Estos problemas no son una señal de debilidad, sino reacciones naturales a los cambios y las presiones que conlleva el hecho de tener enfermedad renal. Saber a qué debemos estar atentos y cuándo debemos pedir ayuda puede mejorar mucho nuestra calidad de vida.
La depresión es un problema de salud mental frecuente que no consiste en una mera tristeza ocasional. Puede provocar sentimientos constantes de desesperanza y vacío y dificultar el disfrute de actividades que antes nos gustaban. Una depresión no es algo que se resuelva con un "¡va, anímate!". Muchos afectados por la enfermedad renal tienen depresión, pero no siempre es fácil distinguir entre los síntomas depresivos y los efectos de la propia enfermedad renal.
Los síntomas de la depresión y los de la enfermedad renal pueden coincidir, lo cual hace que en ocasiones pase desapercibida la depresión. Por eso es importante que hable abiertamente con su equipo de atención acerca de cómo se encuentra, tanto en lo físico como en lo emocional.
Si está teniendo pensamientos de suicidio, llame o envíe un mensaje de texto al 988 ahora mismo para comunicarse con la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis o visite su web y hable de inmediato con una persona.
La depresión se puede tratar. Tanto la orientación psicológica como los grupos de apoyo y los medicamentos pueden ser muy útiles. Si usted tiene alguno de esos síntomas, dígaselo a su médico o enfermera aunque no esté seguro/a de si se deben a la enfermedad renal o a la depresión.
Tener enfermedad renal nos cambia por completo la vida, y por ello es normal estar triste. La depresión afecta de manera distinta a cada persona, pero si usted presenta cinco o más síntomas a lo largo de dos semanas o más — o si esos sentimientos o pensamientos afectan su vida cotidiana — , hable con su equipo de atención médica (por ejemplo, con su médico, su enfermera o su trabajador social).
Algunas veces, la depresión hace que la persona piense en lastimarse o sienta que la vida no merece la pena. Si alguna vez tiene usted estos pensamientos, recuerde que no está solo/a y que cuenta con ayuda.
Pedir ayuda es una señal de fortaleza.
Siempre contará con apoyo

La ansiedad es la reacción natural del organismo ante el estrés. Cuando es leve puede ser útil, pero cuando la ansiedad se hace abrumadora o es frecuente o entorpece la vida cotidiana, es importante decírselo al médico o al trabajador social. El tratamiento y el apoyo pueden ayudarlo/a a sentirse mejor.
Algunos síntomas frecuentes de la ansiedad son:
Inquietud, nerviosismo o tensión
Dificultad para concentrarse o dormir
Palpitaciones, sudor o dificultad para respirar
Sensación de miedo, angustia o preocupación constante
Cada persona siente la ansiedad a su manera. Los síntomas pueden oscilar entre leves y severos y es frecuente que aparezca más de un tipo de ansiedad al mismo tiempo.

Trastorno de ansiedad generalizada: Preocupación o miedo constante e incontrolable, incluso en ausencia de un motivo claro.
Trastorno de angustia: Crisis súbitas de angustia acompañadas de síntomas físicos intensos, como palpitaciones, sudores o miedo intenso.
Agorafobia: Miedo a lugares capaces de provocar angustia o sensación de desamparo.
Trastorno de ansiedad social: Gran preocupación o miedo a situaciones sociales o a interacciones cotidianas.
Fobias: Miedo intenso de una situación u objeto determinado (por ejemplo, a volar en avión o a las agujas).
Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): Aunque no está clasificado como trastorno de ansiedad, el TOC consiste en pensamientos o conductas repetitivas y no deseadas que pueden provocar una notable ansiedad y coincidir con otros síntomas de ansiedad.
Muchas personas que tienen enfermedad renal avanzada presentan además confusión, problemas de memoria o dificultad para concentrarse. A esto se lo llama a veces niebla mental. Algunas personas que reciben diálisis presentan confusión o problemas de memoria, a menudo vinculados a alteraciones del equilibrio hídrico y a la composición de la sangre durante la sesión.
Hay personas que usan sustancias (por ejemplo, bebidas alcohólicas o drogas) para lidiar con el estrés, la tristeza, las emociones difíciles o incluso los problemas físicos, como el dolor. El consumo indebido de sustancias puede causar perjuicios graves, en especial cuando la persona tiene enfermedad renal.

El alcohol supone un sobreesfuerzo para los riñones. El consumo de grandes cantidades reduce su capacidad para depurar los desechos y conservar el equilibrio hídrico del organismo. Con el tiempo, esto puede aumentar el riesgo de agravamiento del daño renal.
El alcohol:
Además, el alcohol puede interferir con los medicamentos que se usan para la diabetes, la salud cardíaca o la presión arterial alta, que son frecuentes en las personas que tienen ERC. Estas interacciones pueden reducir la eficacia de los medicamentos o aumentar sus efectos secundarios. Esto puede ser peligroso tanto para su salud física como para su salud emocional.
A algunas personas que reciben diálisis se les recetan analgésicos (calmantes del dolor) opiáceos para tratarles el dolor. Aunque pueden ser muy eficaces, son medicamentos también muy adictivos. El uso indebido de opiáceos ha provocado una crisis en todo el país que afecta a millones de personas y a sus familiares. Los opiáceos alteran la manera en que el organismo maneja el sodio y el agua. Esto puede provocar una retención urinaria (cuando la persona no puede vaciar por completo su vejiga). Con el tiempo, esto puede causar una lesión renal aguda. Si usted tiene enfermedad renal, es de especial importancia que tome los opiáceos con cuidado y solo siguiendo las indicaciones del médico que se los recete.
Algunas personas que tienen enfermedad renal consumen marihuana para lidiar con síntomas como el dolor, las náuseas, la falta de apetito, la dificultad para dormir o la ansiedad. Es importante recordar que la marihuana puede interactuar con algunos medicamentos y empeorar problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión. Puesto que la situación de cada persona es diferente, es fundamental que usted hable con su equipo de atención acerca del consumo de marihuana.
Consumir drogas ilegales o recreativas puede también dañar los riñones y la salud en general. Algunas drogas ilegales pueden cortar la circulación de la sangre a los riñones, provocar una falla renal súbita o elevar la presión arterial. Incluso el consumo ocasional es peligroso, sobre todo si usted ya tiene enfermedad renal. La línea nacional de atención telefónica de la Administración de Salud Mental y Abuso de Sustancias (Substance Abuse and Mental Health Services Administration, SAMHSA) es un servicio gratuito y confidencial que funciona todos los días del año brindando información y referidos para tratamiento para personas con problemas de consumo de sustancias y trastornos de salud mental, así como para sus seres queridos. Visite su sitio web o llame a la línea telefónica gratuita si desea más información. Más información
El cuerpo y la mente actúan juntos. Alejándose de las sustancias perjudiciales y tomando medidas que fortalezcan su salud mental le será más fácil controlar el estrés y respetar su plan de tratamiento.
Cuidar la salud mental es tan importante como cuidar la salud física. Si usted se quebrara un hueso, iría al médico. Sin embargo, cuando se trata de estrés, tristeza u otros problemas emocionales, a mucha gente le cuesta pedir ayuda.
La actitud hacia la salud mental no es siempre la misma en todas las familias, comunidades y culturas. A veces se interponen los estigmas o las creencias negativas. Los estigmas surgen cuando a las personas se las critica o etiqueta por un problema médico. Esto dificulta aún más que pidan ayuda aunque tengan apoyo disponible.
Pedir ayuda no debiera avergonzarnos. Lo bueno es que no está solo/a. Hay personas y recursos para ayudarlo/a a sobrellevar la situación de modo saludable.
Los trabajadores sociales pueden ofrecerle estrategias que lo/a ayuden a gestionar las dificultades que enfrenta. Si su centro de diálisis tiene un trabajador social, es la persona a la que puede acudir si surgen problemas de salud mental. Los trabajadores sociales están ahí para ayudarlo/a y comunicar sus necesidades de salud mental al médico.
Obtener el apoyo de un profesional de la salud mental puede ser clave para sentirse bien y controlar la enfermedad renal. El tratamiento adecuado dependerá de sus necesidades y de la gravedad de sus síntomas.
Hay dos tipos principales de tratamiento:

Psicólogos: Profesionales de la salud mental especializados en entender los pensamientos, los sentimientos y las conductas. Ofrecen tests, estrategias de afrontamiento y terapia conversacional para ayudar a la persona a controlar el estrés, la ansiedad y la depresión.
Psiquiatras: Médicos capaces de diagnosticar trastornos de salud mental y recetar medicamentos si es necesario. También pueden brindar terapia.
Trabajadores sociales: Suelen formar parte del equipo de diálisis o de trasplantes. Ponen a la persona en contacto con recursos, ayudan con problemas económicos o del seguro y ofrecen orientación y apoyo emocional.
Orientadores: Ofrecen orientación y apoyo emocional por medio de terapia conversacional. A veces se especializan en ciertas áreas, como la tristeza, el estrés o el consumo de sustancias.
Terapeutas: Término general para los profesionales capacitados en salud mental (por ejemplo, psicólogos, trabajadores sociales y orientadores) que ofrecen terapia conversacional para ayudar a la persona a lidiar con los problemas.
Aunque muchas personas se sienten estigmatizadas por tomar medicamentos para la salud mental, cuidar la mente es igual de importante que cuidar el cuerpo. Los trastornos de salud mental son problemas médicos verdaderos, ni más ni menos que una presión arterial alta, y a veces hay que usar medicamentos para tratarlos. Pedir ayuda es señal de fortaleza, no de debilidad. Existen medicamentos seguros y eficaces que nos ayudan cuando sufrimos problemas de salud mental.
Aunque hay muchos, los más habituales son:
El psiquiatra colaborará con usted para determinar cuál es la medicación más adecuada. Algunos medicamentos podrían interactuar con el tratamiento que usted recibe para la enfermedad renal. Es importante colaborar estrechamente con el psiquiatra y el nefrólogo para asegurarse de estar tomando la medicación ideal para su problema.
Si tiene pensamientos de suicidio o teme que podría lastimarse, sepa que no está solo/a. Sin demora, llame o envíe un mensaje de texto al 988 para comunicarse con la Línea de Prevención del Suicidio y Crisis y hable de inmediato con una persona.
Acceda a estos recursos pensados para apoyar al mismo tiempo su bienestar emocional y su salud renal. Tanto si desea más información sobre la depresión como si desea escuchar a otras personas que tienen enfermedad renal o ponerse en contacto con integrantes de su equipo de atención, cuenta con ayuda.
Tome nuestros cursos gratuitos de capacitación continuada por internet acerca de la salud mental: Depression: Building A Foundation For Care (Los cimientos de la atención de la depresión). En la relación de recursos que figura a continuación se indican organizaciones de profesionales que ofrecen directorios de profesionales de salud mental de todo el país.
Pedir ayuda para asuntos de salud mental puede ser un proceso duro. A ello se suma que los obstáculos que los grupos minoritarios enfrentan a diario pueden complicar aún más el proceso. En la siguiente tabla se indican organizaciones que ofrecen ayuda a personas de diversas identidades y orígenes.